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martes, 16 de julio de 2013

AMOR MADURO



El amor maduro no es un río que desborda y en su carrera te arrastra. No es un fuego que te quema la piel, sino un hogar de leña calentándote lentamente. No es una explosión de hormonas. Ni tampoco una revolución sexual. No es producto de la química del organismo, ni tampoco de la fuerza de los instintos. Es algo diferente. Algo mucho más difícil. Algo mucho mejor que cualquier amor que hayamos conocido. Se produce entre ente gente que sabe lo que quiere y lo que no quiere. Sabe cuando lo quiere, donde lo quiere, y con quien lo quiere. El amor maduro no cree en media naranja, cree más bien en la unión de la naranja y la manzana cada una con su individualidad. No es un amor improvisado y arrebatado.

Es un amor sereno y consciente. No pisa en las nubes, ni flota en cielos de color rosa. Tiene siempre los pies en la tierra. No es sencillo. Es tal vez el más difícil de todos los amores y el más hermoso que existe. Es conocerse a si mismo en profundidad, y es también conocer al otro. Tiene su raíz en la más profunda amistad. Amar es conocerse, no es aventura, no es conquista, no es invasión, ni locura juvenil, no es arrebato sexual.

 Es en realidad mucho más. No necesita de egoísmos. No tiene nada que demostrar. Es humilde, sencillo, humano. No tiene luces de colores, ni fuegos artificiales. Tiene solo la calidez de las manos, la ternura de las caricias, la luz de la verdad. El amor maduro es eso: amor de verdad…

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